domingo, 6 de octubre de 2013

Metamorfosis


          Este, que era uno de los días más importantes para él, se le había chafado por completo al verse con aquella forma repugnante. El primer problema fue asimilarlo, porque aún no podía creer lo que veían sus ojos. Intentó varias veces volver a dormirse y despertarse para que todo eso pasase, como si fuese solamente una horrible pesadilla, pero cada vez que lo intentaba una vez más, se desesperaba más y más al ver que su técnica no mostraba resultado alguno.
Cansado y si energías, decidió resignarse a ser un bicho, con la única esperanza de que solamente durase un día. De repente, llamaron a la puerta, y el hombre, asustado por la reacción de la pobre persona que se encontrase al otro lado de la puerta cuando le viese, decidió no abrir.
Bajo las escaleras hasta la planta baja, y decidió preparase un café. Se relajó un poco, y tal suerte tuvo, que recordó que quedaba poco para halloween, y tenia su disfraz preparado. Se lo probó, y a pesar de la mala pasada que le estaba jugando la vida, le quedaba bien, y no se le rompió gracias a el cuidado con el que se lo puso. Ya que tenia una tienda de mascaras que se pegan a la cara al lado de su casa, salió y compró una cara idéntica a la suya cuando aún no había experimentado la metamorfosis.
Un poco más animado, regresó  su casa y se puso un traje de chaqueta, ya que recordó que tenía una muy importante reunión en su empresa, y corriendo salió hacia allí. Llegó, y al mirar el reloj, se dio cuenta de que llegaba hora y media tarde, y que ya habían terminado. Su jefe, que tenía todas las esperanzas puestas en él, lo vio en la salida, y, muy tristemente, le dijo que esto era lo más importante de su carrera, y que al no haber ido, estaba despedido. El jefe se marcho sin mediar alguna otra palabra, y Gregorio, que pensaba que la situación no podía empeorar, regreso a casa andando y solo.
Cuando llegó, recibió una carta en la que decía que su mujer se había enamorado de otro, y quería el divorcio. Gregorio, llego de tristeza y furia, rompió la carta en mil pedazos y arañó toda la ropa y rompió los zapatos. Gregorio, que ya no tenia esperanzas ninguna, decidió vivir la vida sin salir de su casa, excepto para su separación.
Semanas después de su separación, otra carta lo hundió mas aún, su hija había muerto en un accidente e coche, así que iba a volver a la vida humana para poder pasar unos últimos momento con su hija. Pero desde que el no salia, fuera todo había cambiado, nada era como él recordaba...

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